sábado, 14 de mayo de 2011

Maestros

Si no fuese por el gesto

materno de las dulces manos

que creyeron y fueron centinelas,

Si no fuese porque bajasteis a la tierra

a recoger la semilla mancillada,

y acunasteis la frágil sementera

del almendro testigo

agonizante en las fauces

oscuras del asfalto.

Si no fuese por la luz de vuestros ojos

que no olvidan

al hombre que perdió

su vida por el sueño

de frutas compartidas

en ánforas y panes inmediatos.

Derribado por la atrocidad,

como al almendro

que retoña en las manos victoriosas

de los que recordaron,

de los cultivadores de hombres ,

que florecen siempre en medio del invierno

en las aulas repletas de retoños ardientes,

trayendo en sus palabras fanales de futuro

si no fuese por la luz y la fe

de los MAESTROS.

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