Será el viento la rabia del pistilo,
el quejumbroso oficio de las alas?
El párpado resuelto a la esperanza
la cripta sorprendida por el fuego?
Serán las comisuras de la boca
marjal donde conversen los silencios?
El viento morderá las carreteras
las hará senda nueva, cántico primero,
y los ojos serán reconstruidos.
¿Sabrá mi corazón precipitarse
al sagrado vacío de las cosas
a la hora precisa del instante,
al misterio sublime del incendio?
Y quien entenderá, mi singladura extraña
con el candil a cuestas
y el despertar del sueño.
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