sábado, 14 de mayo de 2011

A Mario Benedetti

Dijeron que habías muerto

y busque entre tus libros.

¡No te salves!, gritabas,

empuñando renglones,

no te llenes de calma.

Y quisimos cantarte

y leerte en la plaza,

y allí estabas Hermano,

más que nunca conciencia

más si cabe sencillo

más que nunca universo

más si cabe argamasa.

De la mano de un niño

compartí con Botija

la tortura y el llanto

las faringes del miedo

la futura mirada.

Nos cerraste los puños

sin fanáticas odas,

y eran puños sinceros,

no tenías remedio,

eras alma abrasada.

Tu plantaste en la Tierra

la palabra desnuda

que miraba a los ojos

y le diste a la noche

el sustento del alba

y el amor que brotaba

de tus labios senderos

de tus manos fanales

de tus pasos que hablaban.

Rescatar la alegría

con la inmensa ternura

que te hacía más fiero.

Más si cabe más Hombre,

más si cabe esperanza,

más si cabe, más nuestro.

Julia Díaz

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