Y sí, amé y me desamé por el camino
recorrí el vientre desolado de noche,
aborté estrellas, alumbré demonios,
criaturas ciegas de mis miedos todos.
Y sí, aborrecí el mundo y
copulé después con sus mañanas,
amanecí vestida y me desnudó la tarde
me dejó tiritando en la esperanza
y en el vientre un muerto, una estocada.
Y sí, extendí el brazo y lo talaron,
mas, me rebrotan manos
en medio de la herida,
arpegios de palabras y labios esenciales.
Y sí, creo que morí y aun sigo muerta,
mas me recorren pueblos ancestrales
milenarios pulsos agolpados,
confinados al borde del aljibe salado
de mis ojos dormidos.
Y sí, después de todo soy y sobrevivo
y conquisto la vida, y os escribo.
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